Nadie percibió la belleza de los habituales caminos hasta que pavoroso en clamor y dolorido en contorsión de mártir, se derrumbó el complejo cielo verdoso, en desaforado abatimiento de agua y de sombra. El temporal unánime golpeó la humillación de las casas y aborrecible fue a las miradas el mundo, pero cuando un arco benigno alumbró con sus colores el cielo y un olor a tierra mojada alentó los jardines, nos echamos a caminar por las calles como por una recuperada heredad, y en los cristales hubo generosidades de sol y en las hojas lucientes que ilustran la arboleda dijo su trémula inmortalidad el estío. Jorge Luis Borges en Fervor de Buenos Aires (1923), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea. 1914-1970 ( Alianza Editorial , Madrid, 1971, ed. de José Olivio Jiménez ).
"La vida, al vivir, es como una gran tempestad, a veces sorda o inclemente. La muerte es tan sólo la tempestad convertida en mera lluvia." Héctor Tizón
ZKBS
RINCON BORGIANO
Lo recuerdo con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo.
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Nadie percibió la belleza
De los habituales caminos
Hasta que pavoroso en clamor
Y dolorido en contorsión de mártir,
Se derrumbó el complejo cielo verdoso,
En desaforado abatimiento de agua y de sombra
El temporal unánime
Golpeó la humillación de las casas
Y aborrecible fue a las miradas el mundo,
Pero cuando un arco benigno
Alumbró con sus colores el cielo
Y un olor a tierra mojada
Alentó los jardines,
Nos echamos a caminar por las calles
Como por una recuperada heredad,
Y en los cristales hubo generosidades de sol
Y en las hojas lucientes que ilustran la arboleda
Dijo su trémula inmortalidad el estío.
Hermoso!! La pena no conocer al autor y mas obras
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Nadie percibió la belleza de los habituales caminos hasta que pavoroso en clamor y dolorido en contorsión de mártir, se derrumbó el complejo cielo verdoso, en desaforado abatimiento de agua y de sombra. El temporal unánime golpeó la humillación de las casas y aborrecible fue a las miradas el mundo, pero cuando un arco benigno alumbró con sus colores el cielo y un olor a tierra mojada alentó los jardines, nos echamos a caminar por las calles como por una recuperada heredad, y en los cristales hubo generosidades de sol y en las hojas lucientes que ilustran la arboleda dijo su trémula inmortalidad el estío. Jorge Luis Borges en Fervor de Buenos Aires (1923), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea. 1914-1970 ( Alianza Editorial , Madrid, 1971, ed. de José Olivio Jiménez ).
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